miércoles, julio 08, 2009

Zelaya y la metida de pata

Los guatemaltecos nuevamente nos dividimos, esta vez en torno a la expulsión del presidente hondureño, quien según sus palabras fue arrebatado de su mullida y presidencial camita y llevado por la fuerza para ser expatriado, al estilo o vieja usanza de la cia, contra políticos, gobernantes, narcos o criminales de su interés. Mientras tanto Honduras en el ojo del huracán robustecido y alimentado por los “puristas democráticos” de muchas partes de nuestro empequeñecido mundo. Los guatemaltecos contrariados por ese nuevo suceso no lejano en nuestro imaginario político histórico y de un reciente evento que rayó en lo mismo pero que encontró más aliados convenientes y seguramente más de una negociación alejada del pueblo. No sonó la chicharra en Guatemala, pero los incautos líderes hondureños no resistieron el canto de las sirenas, no supieron sobreponerse a la tentación y ahora están metidos en semejante lío y con la difícil situación de resolver con 0.k.; cosa que seguro ya no podrá ser así, lamentablemente ya hay ciudadanos abatidos por las municiones de la historia local, ciudadanos comunes, pero valiosos, que han ofrendado su vida por algo en lo que creían o por estar en el país equivocado en este momento del calendario gregoriano.
Los pueblos amigos que recientemente proclamaron con bombos y platillos el retorno de Cuba al ceno de las naciones latinoamericanas y del concierto mundial, con la expresa negación voluntaria del gobierno cubano de aceptar tal situación, al final las uvas están verdes y el estatus anterior les daba motivos de lucha política, ¡uf! que complicado resulta ser estadista y que complicado resulta para los hondureños salir de la pesadilla en la que se metieron, ahora se preguntarán si valía la pena semejante osadía en estos tiempos modernos. Lo risible del asunto es que los que alababan el retorno de Cuba y el inicio de la eliminación de restricciones financieras y comerciales que han sido instrumento de tortura o doblegación de la soberanía isleña, ahora, semanas después contradictoriamente esos pueblos, o por lo menos sus representantes, que alababan el fin de la marginación cubana ¡inmediatamente le aplican la misma fórmula estratégica de represión, control y dominio al pueblo hondureño! ¡Hipócritas! Encuentran en el nombre de las ideologías retorcidas y sectorizadas a su favor y comprensión, así como de extrañas interpretaciones de la extraña democracia; así como de la explicación antojadiza y jalada del estado de derecho propio de esas intenciones regionales, confirmamos con ello lo débiles que somos como estados. Responden como lo que son debajo de ese imaginario vellocino dorado de la democracia empaquetada, lobos rabiosos, hienas, perros de casa enloquecidos por la proximidad de la presa que en su nimiedad pretenden recrearse imperiales.
Pero bueno los hondureños están pagando los platos rotos, solo ellos no resistieron a la tentación infame y lanzaron con sus actos el grito que llevan trabado en la garganta muchos ciudadanos en la región y ven ahora como no son ellos los que metieron la pata, y ven como los hondureños tomaron decisiones para no encontrarse con la imposibilidad de enjuiciar a un fulano al que seguramente saldría fortalecido y hasta con premio de múltiples reelecciones tras la intervención de gobiernos que critican la intervención extranjera, la militarización y la guerra, pero la propiciada por ellos y la de ellos SI tiene sentido, esos que critican al imperio pero igual buscan adeptos que los reconozcan como ese imperio late que si es válido, porque es el de ellos y nosotros los pequeños en nuestra total aceptación de pequeñez buscamos “estratégicamente en donde sobrellevar la historia de la mejor manera posible, lo entiendo algo así como servir a dios y al diablo negándonos a la obligación de ser entes nacionales dignos con nuestras limitaciones condicionales, pero creativos y dispuestos a crear, a construir una nación distinta. Buena suerte hermanos hondureños, buena suerte los demás que ya hemos recibido el mensaje y tendremos que poner nuestras barbas a remojar.

martes, junio 30, 2009

Manual de Procedimientos Penitenciario

Ese conflicto eterno entre el ser y el deber ser se ve representado en las intenciones humanas, en su vida cotidiana, en el actuar de unos frente a otros y en su intimidad personal que puede llevarlos a vivir en sociedad o a ser excluidos de ella, dialéctica que resolvemos la mayoría y a pesar de todo el entramado criminalizante o victimizante que nos rodea, optamos por lo primero como producto de la adición circunstancial de innumerables factores. Particular atención merecen aquellas mentes que producto de la erudición, el análisis o la cotidiana observación percibida con todos sus matices, que nutren nuestra realidad penitenciaria y que llega a sus conciencias por ósmosis social del sentir, del vivir más que por el saber teorizado, encajonado y dosificado.
Con esfuerzos que buscan enlazar, formular o explicar al interesado o al necesitado de conocer la mecánica honesta de las estructuras legales y administrativas de un sistema carcelario, va este documento como instrumento de reflexión, estudio e información que busca aportar a la transformación de estereotipos, ideas doctrinales y sobre todo sentido al positivismo clásico de la vida penitenciaria en Guatemala.
Encontrarnos en los albores veloces y voraces del siglo XXI no nos garantiza de ninguna forma la transfiguración hacia esa utopía penitenciaria reflejada en el desarrollo de instituciones como el Régimen Progresivo, motor intencional que prevalece en la Ley 33-2006; se hace lejana, aun con andares importantes como la instauración de la Ley del Régimen Penitenciario, a pesar de la existencia de los profetas de la fatalidad y de esa triste realidad que nutre la opinión que expresa que dicha ley ha nacido muerta, opinión de unos, oportunidad de otros que creen en el hombre y en su factibilidad. Esta percepción nos da clara referencia a las buenas, innovadoras, intenciones de esas mentes humanitarias que intentan con la ley y desde ley transforman paradigmas, pero a esto no podemos negar que le existe su polo de tensión, aquellos que siguen en el mundo medieval de la punición, del castigo, del terror como medio insaciable de purgar las penas.
Aun no son suficientes los que piensan y saben que es deber social primario prevenir y cuando esto no alcanza reeducar, resocializar al individuo que por una u otra razón calló en prisión. Buscar a toda costa la aceptación privada de los elementos que lo llevaron a la condición de privado de libertad y desde ese sustrato personalista edificar la transformación desde su yo profundo de los patrones que lo llevaron a delinquir, de inmediato se puede y se admite que hablamos de un ser que ya está formado pero que en su sustento social no puede ignorarse los procesos reconstructivos de los cuales estamos llenos como producto del aprendizaje constante al cual estamos sometidos y que nos llega a poder compartir que “El hombre es un ser perfectamente perfectible” y para ello se aporta desde este espacio gráfico y desde el trabajo cotidiano de cientos de personas que creen en lo que hacen más allá de todas las limitaciones con las que se encuentran en el día a día.

martes, junio 16, 2009

Tabúes Odiar… ¿Para qué?

Odiar hasta que duela,
odiar al punto que el corazón se encoja,
se estruje, se llene de agua,
se haga tan pequeño que casi no alcance para nada…
Odiar al punto que la sangre empuje los líquidos de los nichos oculares,
que lleguen al punto de estallar.
Odiar al punto de llorar,
Al punto del más agudo berrinche,
odiar con todo el cuerpo…
hacer que el cuerpo vibre del dolor del odio;
revolcarse del odio envidioso que aumenta el odio de impotencia.
Odiar, odiar, odiar, odiar con todas las fuerzas del mundo,
odiar con todas las fuerzas del cuerpo,
odiar hasta que duela.
Odiar con ese incomprensible llanto de inutilidad,
de impotencia, de frustración, de estar asqueado,
odiar profundamente hasta que las entrañas sean incapaces de recibir ni contener el más delicioso nutrimento.
Odiar confusamente,
odiar estrechando los ojos, enfocando con toda la fuerza,
odiar con profunda pasión,
odiar hasta que no entiendas,
odiar hasta que te ciegues,
odiar deseando fulminar, pulverizar y desaparecer lo odiado.
Odiar, odiar, odiar sin reprimirse,
odiar sin hipocresía.
Odiar sin tapujos,
odiar sin limitaciones,
odiar sin pecado…
¡Odia para poder amar!

lunes, junio 08, 2009

¿Maquiavelo o Tomás Moro?

Empieza con Moro en campaña y termina del lado de Maquiavelo ya en poder, ausente de cualquier intención de responder al “bien común” de todos y declarando un “bien común” de algunos en nombre de todos. De Idealistas a oportunistas. Parafraseando a Karin Erbsen de Maldonado.

En nuestro micro pero convulsivo mundo político, nuestros políticos predominantes le hacen lugar al Príncipe y solo algunos hoy como en nuestra historia “democrática” encuentran sentido en la ética como postulado político, son esos seres “extraños” , extraños ante los ojos del pueblo llano que en su desesperada necesidad de filiación al poder y con ello a la mejora en la supervivencia tienen clara la materia que la política es para hacerse de todo, aun a costa de todos, no importando si esta avalancha deja, muertos, heridos, huérfanos; al fin son solo instrumentos de esta maquiavélica disciplina contemporánea polarizada hacia esa pragmática interpretación del quehacer político. En principio el concepto es neutro y nace como un ejercicio pragmático al estilo de la civilización filosofal griega, pero como en esta construcción ideológica los individuos en sus cotidianas actitudes, abiertamente manifiestan que lo correcto, su estructura ética se manifiesta en su actividad moral sin ningún atisbo de duda, con mano firme, con piernas fuertes y convencidas que todo lo que hacen es lo correcto y que así debe ser. Se ha instruido a la masa de tal forma que aguardan agazapados esperando su turno, como si en este repartir hubiera tiempo, espacio y riqueza para todos; pero aun así esperan, como quien espera ganarse la lotería, una herencia, un tesoro perdido por algún rico despistado o de la imprudencia violenta de narcos que se maten y dejen regado los miles de dólares cual película taquillera y quedando con ello solamente el trabajo de agacharse, recoger y pasar desapercibido; pobres ilusos, pobres pobres, miserables que se les ha robado hasta el ingenio del trabajo digno, honesto, constructivo y aportador a la otra cultura de la cual nos alejamos día a día.

martes, junio 02, 2009

¿Entonces en qué quedamos?

Pobres de nosotros porque “no andamos en nada”, no hay forma de sumar uno más uno y esas cifras apiladas pronto se derrumban y quedan de nuevo en nada. Muchos se “dan color” y otros reafirman sus discursos solititos, recordemos que son pocos los que “leen” en Guatemala y menos los que van más allá del entendimiento llano de ese concepto; los escritores cotidianos y sus análisis profundamente hundidos en su pasión, inyectados de enojo, impotencia ante el “aquí no pasa nada”, escriben y escriben desgastando sus ideas en la lija de la indiferencia, ya que la madre impunidad ha dado cobijo a los actores y actrices de estos desmanes y no pasa nada. Nos instruimos en profundos discursos que buscan justificar con creces la positivación de la justicia, del sentido de seguridad y de un estado de paz suficiente para vivir con toda responsabilidad y de producir para crecer, para desarrollarnos, con ese compleja integridad. Ellos enfrentan a las pocas palabras, al discurso llano, eufórico, hepático pero con el poder del poder; desde ese trono y con esas fuerzas cualquiera se defiende y no necesita profundizar en nada, no necesita convencer de nada. Ya todo está decidido y debe cumplirse de esa o de aquella forma, al final es la oportunidad que se tiene de experimentar las otras formas de vivir la “democracia” o los “estilachos” de sistemas que buscan ser patentados como exitosos a costillas del monólogo y la imposición.
Las semanas pasan, las personas se lanzan de las camionetas buscando sobrevivir al asalto, a la violación, a la muerte… signo fehaciente de querer vivir en estos compatriotas; otros corren raudos y se apoyan en las calcomanías cristianas del barandal del vacío y se lanzan desesperanzados, con profundos conflictos personales potencializados por esta realidad, se les ha cerrado toda puerta, toda ventana y no hay fuerza terrenal que los detengan y cobran vuelo hacia el infinito; enfermos dirán unos, pecadores otros, pero no estuvimos en esa ruta de escape y si lo estuvimos es evidente que no incidimos en nada. Salud mental? Uff!! Eso es lo que nos queda a la mayoría que no salimos en desbandada para acompañar en la ruleta de vida o muerte que acompaña en sus bolsillos, pegada a la piel de los emigrantes. De “esos” que deciden por las buenas buscar un nichito en donde sobrevivir aún a costa de principios humanos sacrificados pensando que algún día habrá mejores oportunidades, esperanzados agazapados como los sapos u otros bichos entre la sequedad la llegada de venturoso invierno esperando una mejor oportunidad en el devenir del tiempo. Otros, los terceros camina, corren, manejan o pagan taxi y se lanzan a los brazos de la muerte, solos o acompañados. Los cuartos escribimos, platicamos, buscando ideas que nos refresquen, que nos recarguen de sentido en el día a día; buscamos ecos, buscamos interlocutores que nos permitan no perder la calma, complementar ideas y ratificar que aun no estamos ni desesperanzados, ni locos, ni enajenados; porque de estos últimos ya tenemos suficientes, son los que para sobrevivir en este desorden ético y moral lamen el látigo que los fustiga, se pliegan indolentes a los principios humanos y buscan hacerse a toda costa del poder, por mínimo que este sea, ahí buscan construir su pequeño o gran feudo desde donde poder gozarse subyugando a ese pueblo anónimo, silente, reprimido, intimidado, manipulado a fuerza de incertidumbre, de ignorancia, pero sobre todo de la necesidad de verse incluidos en el reparto del estar mejor, del tener un empleo digno, medianamente estable; la sobrevivencia ya es trabajo personal en esta guerra que tiene batallas diarias. Todo este sistema es nuevo para la mayoría que no creció en él y ahora busca entenderlo y acomodarse con afán mimético que le permita llegar a tener las buenas “varas”, sobrevivir, defenderse, sentirse parte de esto que llamamos sociedad con una normativa que choca en su interior y nos deja asolados pensando que esa nueva estructura ética que busca ser abrasada como norma, como conducta, como lo correcto que a diario nos representan en este anfiteatro de muerte, violencia y corrupción.

jueves, abril 23, 2009

Las mafias ya están cabales


Vivir un organismo que producto de las circunstancias nacionales históricas, sociales, económicas y criminales se cae a pedazos, pero paradójicamente se mantiene vivo cual leproso medieval. Me atrevo a decir que esto es producto del descuido casi total al cual fue expuesto durante ese periodo funesto del conflicto armado, de la guerra interna que se murió en nuestro suelo patrio y que nos ha dejado tal cantidad de estragos; y sostener uno de ellos, un sistema penitenciario, era totalmente terciario, recordemos que las persona no llegaban a estos espacios carcelarios, muchos quedaban en las celdas de los distintos “toros”, como se les llamaba hasta hace poco a los cuerpos de policía, en el sótano del palacio de la policía nacional, en los ceparos de la “yudi”, “judi” o judicial; de no se cuantos sótanos oscuros, húmedos, incógnitas. Estos lugares se constituían en espacios de detención, muchas veces temporal para sus raptados. Recordemos que la guerra en Guatemala no tomaba rehenes, solamente había muertos o desplazados. En el momento final de esta época la institución que administraba las cárceles también fue parte del botín y dejarlo como estaba e ir llevándolo por ahí, sin mayor intención de hacerlo realmente lo que debería ser, un ente coercitivo del crimen y rehabilitativo de la mayoría de los ciudadanos que llegara ahí en su desventura vital.
Hoy todo mundo expresa frustración ante lo que no es y debería ser como institución, algunos expresan ideas claras de lo que hay que hacer y de cómo encontrarse atado de manos y cercenado de lengua para poder hacer. De inmediato vienen ideas locas, desesperadas que puedan dar respuesta desde una de las aristas que intervienen en el asunto, ¿por qué no favorecer la organización de las personas que tiene estabilidad laboral?, y lo digo de este grupo porque del resto no hay como en este momento, para este grupo hay que desarrollar la carrera penitenciaria primariamente. Pero veo como afloran tantas limitaciones que me hace dudar del ejercicio. Individualismo de sobrevivencia, fragmentación, temporalidad muy volátil de las alianzas individuales, egoísmo e indiferencia profunda, ignorancia, insensibilidad manifiesta ante la institucionalidad y el colectivismo, hipocresía total en las relaciones (política se le llama por acá), sonrisas y puñaladas cotidianas, ¡uf! Y sigue. En esta atomización todos los fragmentos están contentos en cuanto no se les mueva de su estatus laboris, aunque esto implique hacer nada, hacer lo mínimo o “surfear” en el mar de la burocracia y la ausencia de autoridad en tanto se olvidan de la tarea asignada despiden o trasladan al asignador, todo es darle larga al asunto, retardar, evadir. Acá es más fácil que salga despedido cualquier jerarca que un indolente presupuestado, eso es el poder de lo establecido, del contacto, del amiguismo o de los trescientos pesos. Pero extrañamente esta estructura funciona, deambula y se mueve amebiáticamente; amorfa, fantasmal y atemporal. Todo eso hace difícil la organización, como hacer entender que en la organización formal y legal está la fuerza para alcanzar la institucionalización; que ahí se encuentra el final de las micro mafias rotativas y miserables que contaminadas con los despojos permiten las macro mafias opulentas, una relación totalmente permisiva de unos y otros, y hay de aquel que no entre en el asunto porque más pronto de lo esperado encontrará puertas cerradas, pérdidas repentinas, descuidados olvidos, chismes, denuncias y en el mejor de los casos indiferencia marginalizante. Quizá las individualidades no quieran concentrarse en una sola organización pensando que un día de estos las situaciones cambian y le toca el turno a un “cuate” o a él mismo y ahí va ha estar el desquite. Entonces se entiende que no tener un salario justo, un seguro de vida, un plan de retiro digno, equipo, capacitación apropiada intensa y de buena calidad, espacios dignos de trabajo y un plato de comida que de ganas de comer luego de haber cumplido con el sagrado derecho y deber de trabajar es parte de del karma, del destino o del dios que así lo quiso y no de mi capacidad personal y de mi derecho como persona, como empleado, como ciudadano.

lunes, abril 20, 2009

El Sistema Penitenciario… sus dolencias

En estos días y con pocos cambios en la historia del Sistema Penitenciario veo cómo en una complejidad pasmosa se estancan los procesos necesarios para salir adelante, no ofreciendo desde esta estructura posibilidades reales de cumplir con sus misión constitucional sin poder dejar de lado la expresión de cada una de las autoridades que llegan y se van sin apenas dejar huella, enunciando a la institución como la “Cenicienta” del Misterio de Gobernación. Esto no lo podemos expresar mejor que con una explicación macabra construida por los intereses de algunos malos guatemaltecos que encuentran en esta situación lo propicio para perpetuar la tragedia nacional. Es más que un simple complot histórico, va más allá de de esa intención y se queda entre nosotros como otra acción violenta, criminal, deshonesta y totalmente alejada del sentido profundo de justicia, toda una actividad criminal como muchas normalizadas ya en nuestra realidad nacional; lo veo y encuentro palabras ajenas que hacen eco en mi perspectiva el columnista Mario Fuentes Destarac lo vincula a lo que llama la “economía brutal”. De esa en que estamos hechos en Guatemala, de esa que muchos puritanos capitales de hoy fueron construidos y fortificados (leer: “Los Diputados y sus negocios). De la buena voluntad de la gente no dudo, pero hay un expresión que llenaría mi apreciación de esta situación “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”. Todos tienen razones para hacer o dejar de hacer las cosas, todos tiene una excusa, una interpretación, un interés bañado en la interpretación de lo que debe ser el Sistema Penitenciario. Todo mundo tiene su propio “deber ser” en donde en forma directa o menos expuesta aparece el beneficio individual, hacerlo a su medida, pero eso si, que funcione solito, pero a mi medida; porque “yo no me comprometo”.
Soledad triste la que acompaña a cientos de sonámbulos que esperan con el tic tac de la segundera la llegada de la preciada jubilación, “cómo la quiere… por edad o por tiempo cumplido…” expertos en tiempos y papeles que liberan al humilde servidor o al encopetado profesional de una vida de frustración, vacío y hastío generado por la espera de las 13:00, de 17:30, nunca de las 9:00 de la mañana y de todo asueto, salida inesperada, visita eterna al IGSS, somatización o mentira de turno para hacer menos tediosa la espera, en donde el tiempo que queda se gasta en prácticas de sobre vivencia laboral en donde con uñas y dientes, con chisme, con cuello o demanda; amordazo a una institución lacerada, prostituida y ninguneada no por unos cuantos. En estas condiciones es fácil trabajar porque hay mucho que hacer, que lógicamente entenderemos que es los que los otros dejan de hacer o simplemente omiten hacerlo, “para qué si te todas formas…”
Pero increíblemente funciona, funciona a medias, pero funciona como un organismo conectado a la máquina de diálisis, al corazón artificial, a las transfusiones; no pidamos más porque cualquier esfuerzo lo hace entrar en crisis vital, coma (que es en donde está desde hace tiempo) y muerte. Bueno creo que definitivamente sería algo conveniente que permitiera empezar de nuevo y quemar hasta las cenizas para que realmente fuera nuevo. Sabemos que esa acción es difícil, se requiere de gónadas bien cargadas y que a todo nivel permita hacerlo; pero mientras la “mano peluda” siga metida en esta estructura “persuasiva, perversa y cínica” de las conductas criminales de algunos de estos hermanos y hermanas ciudadanas de esta Guatelinda, que lo permiten y que se lo reparte en pushos miserables o los que se quedan con lo grande dejando que pase de todo. Este proceso reconstructivo (para decirlo apegado a la realidad y no a la fantasía de decir nuevo) en el que la posible rehabilitación de los que ya están adentro será cosa individual, circunstancial y de sobrevivencia más que de intensión política, humana y social; que tendrá que ser reflejada en la rehabilitación de todos esos zombis que deambulan día tras día contando su propia historia, esperando que otra cosa pase, pero eso sí sin verse movidos a participar en la solución.

jueves, abril 02, 2009

Esa “vaca sagrada”


Para iniciar de sagrada no tiene nada, pero como la expresión es válida para esos eventos, personas o instituciones intocables, inmunes e impunes en su actuar, entonces lo uso con total libertad. Pero sin dejar de enfatizar y mejor entender, podemos externar la holgada impunidad, abuso, violencia y encubrimiento delictivo que se practica bajo su oscuro género.
Una nueva época cuaresmal llega y llega aperturada nuevamente por celebraciones religiosas pero eso si, acompañada por una riada de aprovechados que ven como la oportunidad se brinda de nuevo para ser, para sentirse como se han de sentir los criticados, los violentos; es algo parecido a la sustitución de personalidad, que en nuestro caso es hacerse represor, violento, abusivo, ladrón; criminal en pocas palabras.
A tal situación llega nuestra indefensión y normalización de la vida convulsa que nos hacen vivir en nuestra patria que cerramos ese ciclo de oprobio acompañando a nuestros victimizadores, aquellos que en nombre de la solidaridad, de la tradición, garrote en mano, cadena o clavos obstaculizan el paso, irrumpen el respeto de los demás, coartan la libertad en nombre de la tradición. Vaya tradición que nos hemos tenido que tragar, tradición encubierta en el anonimato, en la máscara, en el poder que corre con la sangre alterada de quienes eufóricos olvidan su naturaleza humana y disfrutan de los placeres cárnicos de los perros que nos arranca a pedazos la vida en nuestro día a día. Me recuerdan estas escenas el “tiempo santo, tiempo santo” exaltado en la video cinta “Madeinusa”, una oportunidad grande para dar rienda suelta a todas mis bajas pasiones durante un periodo previo a tiempos santos en los que “dios está muerto” y no puede ver lo que hacemos y por tanto no cuenta en nuestra pena.
Así tenemos muchas extrañas tradiciones que las enmancuernamos con la idiosincrasia, con la cultura guatemalteca y que porque es parte de ese extraño “ser como somos” no nos atrevemos a dejar, a transformar, a ser creadores de nuevos elementos igualmente idiosincrásicos pero menos funestos.
Bueno pues ya en estos días caminaremos en miles como reses al matadero para ser los espectadores de una tradición fallida, sin sentido; así como se sigue haciendo hasta ahora, sin poder generar cambios creativos, siendo nada más una burda copia del poder que practican los que criticamos, reiremos como idiotas, huiremos angustiados por el perseguidor encapuchado aprovechando para practicar la sobrevivencia de la próxima semana. Asistiremos a nuestro propio circo romano en donde los gladiadores, las fieras y los descarnados seremos los mismos.

martes, marzo 31, 2009

Extorsión transferida o quién paga lo que no se comió


1, 2, 3, 5 y súbita desaparición. Así es la repentina pero ya tradicional acción de cobro del pasaje urbano en el transporte urbano guatemalteco.
Igual de repentina es la escasez de unidades a partir de las 16:00 horas para hacer su abrupta reaparición, entre frenazos, gritos y correteos una hora después al doble del precio de hace un momento urbano. Igual sucede en las horas de la madrugada y todo el horario “normal” se transcurre en carencia de servicio, maltrato, porque insistir en particularizar este punto si lo podemos generalizar para no repetir que ocurre todo el tiempo, quizás con algunas rarísimas excepciones.
Este mercado de precios abruptos, violentos e intensos en los periodos que se dan y que deja día a día: enojo, fastidio, frustración, impotencia y sensación de profunda impunidad y abandono de los ciudadanos, en donde las autoridades se siguen haciendo de la vista gorda, dejando con su actitud indiferente el mensaje claro que si bien el usuario es que paga, no es quien les importa, No es quien tiene la razón; vaya paradoja para los capitalistas. Al fin la “cuota” diaria que reciben el empresario del señor piloto es galguería si está garantizado que pronto y en forma constante se enjugará las manos con el subsidio, subsidio que vale la pena recalcar es dinero de todos y de todas. Con él ya pagamos mucho más el la cuota del pasaje y la mayoría no estamos concientes de ello, no entendemos de donde sale ese dinero y en tal inconsciencia nos termina inexplicablemente importando un pito.
Ahora sí, extorsión transferida; a todo nivel, y en esta deleznable acción hay muchos otros que no necesariamente son los criminales que ante la altísima posibilidad de salir impune intimidan, medran, violentan y asesinan para conseguir sus fines. Intermediarios igualmente criminales que se van quedando con filetes de este festín cavernícola. Subir de uno a cinco el costo del transporte en un cortísimo lapso de tiempo hace que cualquier bolsillo y condición emocional se vea alterada, sorprendida y enfadada.
La violencia, coacción, amenazas, gritos e insultos son acciones “normales” o casi normalizadas en estas horas cotidianas de crisis ciudadana de a camioneta. Para ello tengo una explicación que le da nombre a esos párrafos. De algún lado tiene que salir el dinero para el pago de la extorsión regularizada a los “empresarios” de buses en donde los intermediarios de este violento y trágico fenómeno que nos toca vivir en este entronque histórico de Guatemala también se quedan con tajada, sino es que muchas veces con todo el “botín”. “En río revuelto ganancia de pescadores” tan criminales como los mismos extorsionadores. De ahí, de esas intensas horas sale el “pago”, de ahí de los bolsillos de los y las trabajadoras, de los y las estudiantes... de aquellos que por una u otra razón no han podido escapar de la trampa, del toque de queda impuesto por la privación del goce de mis derechos de movilización ante la impotencia de sentir y vivir en con seguridad. Los recolectores actúan con tanta violencia que pocos se escapan aun a riesgo de se agredidos y hasta bajados de la unidad a empujones en algún lugar peor que la propia trampa y de los insultos no se salva nadie. Ahora acomódese y trate de relajarse contando el tiempo que le aproxima a su familia y su relativa seguridad.

viernes, marzo 13, 2009

Madoff y el “mea culpa”

Una de las grandes limitaciones que presenta cualquier persona en nuestro medio es aceptar que ha “ha metido la pata” que se ha equivocado y que lo que hace o hizo en algún momento de su vida es malo, dañino, perjudicial para él o los demás. Participamos de una cultura que entre sus haberes cuenta con la lastimería, el pretexto, la excusa, el disfraz, la victimización o la más compleja enajenación para alcanzar la hipócrita posición de esa necesidad insatisfecha de inocencia, aquí nadie el culpable, aquí depende de ser quien eres para conocer la excusa o pretexto que se expondrá para buscar exculpar o en el peor de los casos justificar el mal actuar.
Los políticos, como expresa Pinti en una de sus presentaciones, son perseguidos políticos y que sus adversarios le han tendido una y otra trampa y en ningún momento ladrones del erario nacional ni de las oportunidades que se les presentan, ahí no hay robo, ahí hay persecución. Y los más pelados se aferran a un constante “soy inocente” aunque los metan al “bote” por toda la vida, solamente fueron presas de las circunstancias, de la pobreza, de la marginación y de la persecución de las fuerzas de seguridad. Bueno en esto hay algo importante que entrecomillar, definitivamente si se criminaliza estas situaciones, pero no escribo de ello ahora, escribo del acto criminal, no de cómo llegó a darse. Terminan o no los tiempos de condena de muchos pero ya a esas alturas pocos han aceptado en algún lugar o con alguna persona de total confianza que son responsables de un acto criminal, pero mejor si solamente su confidente lo sabe. Otros publican a voces que han sido malos conversos pero no particularizan y asumen la redención de sus hechos con sus hechos.
La rehabilitación busca transformar la mente y el corazón del individuo sin llevarlo por los caminos de la enajenación, sino de la confrontación del hecho y con él de las causas que lo provocaron, reflexionar, caer en cuenta que se pudo evitar y que desde luego no volverá a verse involucrado en otro hecho criminal porque su conversión, su rehabilitación está en franco avance comprometiéndose con procesos que prevengan que eso siga sucediendo en la sociedad, ser desde ese momento factores de cambio desde su propia vida.
Muchos comentarios me llevan a intentar comprender que la necesidad de muchos por ver al otro reconociendo su pecado está lleno de morbo y venganza, de esa necesidad de ver machacado al otro, de verle destruido y humillado. ¿En dónde está nuestro corazón y nuestra mente entonces?
Pedimos que esas declaraciones se hagan públicas y cuando suceden se nos termina el encanto de la intriga, del ardor, de la rabia, de la furia. Esto pasó con las declaraciones de Madoff al expresar que se equivocó y que luego de iniciar la estafa millonaria desde gringolandia para todo el mundo al estilo Autocasa, asume que es responsable y que producto de sus actos posiblemente el sistema judicial gringo lo condene hasta por 150 años. Pero las cosa no se queda ahí; los lectores dudan de esa declaración y esperan no se que cosa y terminamos sin entender lo que no podemos por nuestra cultura funcional en la que todos somos inocentes aun teniendo sobre nuestra conciencia muchos actos que de repente no tendrían 150 años de cárcel, pero igual hay una responsabilidad que no se enfrenta y nos morimos sin aceptar que libre de las causas que nos llevan a actuar somos responsables de nuestros actos y como tales debemos asumirlos con total certeza que eso nos hará libres convirtiéndonos en hombres y mujeres nuevos. Solo es cuestión de aceptar que nos equivocamos para empezar a cambiar y con nosotros y nuestras actitudes también cambiará el mundo que habitamos. Al toro por los cuernos.

martes, febrero 24, 2009

Carta para Carlos

Que tal manito cómo te está yendo en este nuevo año? Espero que todo sea tan bueno como se lo pediste al niño dios o a los tres reyes magos, a santaclos o tu personaje de creencia profunda que sea capaz de interpretar tus deseos más sinceros y profundos.
He estado leyendo, cuando puedo y priorizo, tu diario y me parece que si bien es importante la nota sensacionalista para vender y tener para los frijolitos de toda la planta trabajadora y para los chicharrones de los inversionistas; creo que siempre hay algo más que lo evidente en muchos temas de alto impacto en Guatemala que vale la pena exponer a la opinión pública y educar con ejercicios que motiven a la profundización fenomenológica de los lectores y de la población en general.
Sabes que hay problemas estructurales y que solo si se quiere desde los estamentos cuasi sociales, solo porque viven de él, y que ostentan el poder real y funcional en Guate; las cosas caminan, de lo contrario serán relevos de relevos y un agregar constante en la lista de chivos expiatorios. Todos tenemos nuestras debilidades pero también muchas capacidades y por más que las pongás a favor de lo que hagás no depende solo de tus buenas intensiones o capacidades. Yo te invito a que complementen la información, que no requeriría de grandes investigaciones, de ese otro lado, de ese grupo de personas que hacen su trabajo como opción válida y ante la falta de trabajos menos riesgosos, aceptan trabajar como seguridad, en cualquier lado, pero particularmente en el Sistema Penitenciario. Son personas que trabajan el día a día en una especie de somnolencia en tanto llega su turno “afuera”, esa será una lucha ganada a la muerte, al deshonor o la cárcel si llegan a esa fecha, esta gente que en silencio abandona cualquier lucha por algo mejor y hasta olvidar que acepta trabajar en las condiciones más adversas sin contar sin siquiera con un seguro que le permita morir pensando que su familia se quedará con unos centavos para pasarla más o menos durante algún tiempo. Y así muchos otros bajo la misma situación. Totalmente deshumanizante no? De inmediato casi te escucho: “pero…” si seguro hay muchos “peros”, pero lo que todo el sistema social guatemalteco ha hecho para favorecer que existan esos “peros” y la deformación de muchas conductas hasta criminalizar el trabajo y la opción legítima a él.
Se trata de no buscar y encontrar con premura a quien “linchar” y acabar con esa parte nuestra que tampoco esta conforme y que tarde o temprano nos puede igualmente arrebatar de la relativa pero tensa calma nacional y el sopor en la que vivimos el resto de los y las guatemaltecas, que nos corremos a un lado y al otro huyendo de nuestros miedos, nuestros fantasmas, de los predadores enmascarados en hienas solitarias que esperan el turno para entrar en el rebaño humano y comer de él, saciarse en su sangre y descubrir luego que la euforia, la droga y el dinero se ha terminado y que pronto tendrá que empezar a cazarnos de nuevo; ni vos, ni yo, ni ningún guatemalteco quiere ser el próximo; pero, trágicamente hay un próximo en nuestro día a día.
Cada cual tiene su dosis de responsabilidad en este asunto y sí, hay que hacer muchas cosas, tomar decisiones y con ello asumir lo que venga, pero aquí es donde se complica la cosa y no somos tan cristos para dar la vida, propia y hasta familiar, por un sistema que pronto tirará a la basura tu esfuerzo y sacrificio en pos de sus mezquinos intereses. Después de haber saciado a la bestia, después de haber ofrendado al dios desconocido la sangre de uno más y correr lo más pronto al redil, a la trampa. Ahora se rasgan las vestiduras y se las han rasgado, y se las rasgarán los hipócritas que tienen mucha de la responsabilidad de que lo que pase y siga pasando. Pero en mi humilde opinión siempre hay algo más que vale la pena y que cada cual tendrá que hacerlo desde su flanco para ir ganando la batalla y seguro algún día la guerra.

martes, febrero 17, 2009

Toda la culpa es de los bandoleros

¿A quién le interesa que las cosas sean como son dentro de las estructuras de seguridad y justicia en Guatemala y particularmente dentro del Sistema Penitenciario?
Le podemos llamar “crimen organizado”, claro si se apega a la definición que requiere de una serie de elementos confabulatorios, mal intencionados, perniciosos, conspirativos criminales; o el simple funcionamiento de mentalidades individuales que se hacen nudos en la red de criminalidad que creen ciegamente que lo que hacen es lo correcto, de otra manera enfermos, personas comunes y corrientes que han desarrollado una sociopatía temporal y coyuntural en sus vidas y en las circunstancias que les toca vivir y en la cual encuentran, según ellos, quizá la única oportunidad de su vida en cuento a salir de pobres, y volverse miserables; o bien llenarse las venas de un sinfín de hormonas que corriendo por las venas y llegando a cada célula de su cuerpo les hacen vivir la ilusión de poder y gloria entre los congéneres. Su momento de gloria, su momento de “vida loca”, ese momento que los hace iguales a aquellos que en su descuidada escalada criminal y en cinismo absoluto están seguros que nunca, nunca su estilo de vida les pasará la factura, eso si aun dentro de la cárcel buscan actuar de la misma forma ahondando su sociopatía, no hay duda están enfermos y de eso no debemos olvidarnos. Enfermos unos enfermos otros. Bajo esa actitud sorda estas individualidades sin quererlo se convierte en parte de esa estructura criminal. Los llamados criminales de cuello blanco que se cobran a no más poder lo que creen que les corresponde por derecho, vaya sociopatía.
Y en este nocosomio ambulatorio hay personal que se la juega en el filo de la navaja de la demencia, de la sobrevivencia, de la salud mental; se la juegan en resiliencia absoluta.
Ahora el asunto… ¿de qué lado estamos? ¿Estamos acaso cegados y confiados que hacemos bien las cosas? Definitivamente no es suficiente lo que hacen los llaneros solititos, que en su afán purista son incapaces de coordinar, ceder o ser tolerantes ante las propuestas y sumar al liderazgo convincente de una propuesta institucional que funcione sin estremecerse en los cambios “políticos” del liderazgo. A tono de árbol de problemas podemos enunciar: a los cargo de los años se ha ido construyendo la cultura organizacional basada en el terror, ausencia de estructura funcional que permita realizar procesos sostenidos, monitoreables, jerarquía de poder volátil, tenue, voluble, circunstancial y casuista. Activismo que genera dispersión en lo que todo urge pero poco se concluye; desmotivación que genera resistencia, argucia y creación de atajos, se forman filias y fobias con grupos distintos y los menos apropiados, se deja en gran medida de ser profesional y si volutivo; algo cercano al desarrollo del Síndrome de Estocolmo y la apologización de la población reclusa que facilita desde dentro actividades y procesos no controlados o regidos por una propuesta institucional. Frágil liderazgo, sin mayor discurso disuasivo, convincente y coherente con la intención profunda del Sistema Penitenciario. Todo esto brinda una potencialidad para reconvertir procesos, una oportunidad para que desde lo individual se pueda aportar a ver las cosas desde otra óptica, con otra oportunidad.
Ahora, o en el mejor de los casos existe la oportunidad de potenciar a esas personas buenas que no saben como entrar en comunión con la intensión institucional, liderazgo fortalecido, que vigila, monitorea y apoya; que construye. Ese liderazgo que derrama credibilidad, fe y compromiso por lo que se hace respaldado y comprometido desde arriba, cuidando a su gente, amando a su gente.
¡Creo que se hace bien… porque lo hago bien!

viernes, febrero 13, 2009

En un foro de Prevención, rehabilitación y administración de cárceles

Los elementos considerados en la apertura de la actividad a la cual hago alusión, hacían presuponer que esto sería un poco más de algo ya conocido; pero resulta que no fue así. Vi asombrado como mucho del tiempo ocupado en presentaciones, reflexiones y exhortaciones ocupaban mi lupa de necesidad insatisfecha se percataba que reiterativamente se platicaba de evitar, evitar; en nuestro argo “prevención”; y aunque no quedaba claro como podrían medirse directamente el impacto que causaba el no poder medir directamente las intervenciones de prevención, causaba zozobra en algunos que siguen con angustia la necesidad de entregar números al circo romano para tranquilizar su sed de sangre, de diversión y pan. Pero resulta mucho más caro reprimir, controlar y sobre todo meter a la gente en la cárcel.
Este tipo de intervenciones si llenan la óptica de mucha gente que pide medir el impacto que provocará el dinero que va a poner en ese y otros proyectos represivos. Si claro se mide, se cuenta cuanta gente esta en prisión y cuantos están muertos, cuantos asesinados, cuantos desaparecidos, cuantos sentenciados o esperando ser ejecutados y aun no serían datos exactos, paradójico no. Pero eso es lo que hasta ahora privaba en la opinión correcta de los que hacen de arquitectos de la opinión pública. Esa es la forma directa y exacta de medir la intervención represiva. Pero resulta que preocupados por este tipo de satisfacciones alfanuméricas nos damos cuenta una y otra ves que sin conocer la mediación del costo beneficio de la prevención resulta que la podemos medir indirectamente, no al gusto de esos empíricos materialistas de las cuentas. Si lo medimos cuando esa sociedad en la que vivimos ya no sufre de tanta violencia, de tantos desajustes sociales, de perdida de estabilidad, de salud mental y de felicidad y tranquilidad reflejada en sus habitantes. Invertir en prevención, puede sonar a gastar más , pero esto no es más que potencializar lo que ya hacemos, pero con absoluta mejor calidad, y con el mismo dinero.
En donde empezó este cuento de la serpiente alimentándose de si misma, no quiero recordar específicamente, pero para nosotros no fue hace más de tres décadas cuando todo el booom del los petrodólares rondaron los ojos y sobre todo cuentas y bolsillos de ambiciosos líderes que encontraron en ella la posibilidad de salir de la miseria en que vivía. Pero igual se convirtieron en seres más miserables, con ello iniciaron la escalada de desentendidos que hasta ahora acompañan nuestros procesos nacionales y que no permite que la gente en colectividad tenga sueños y se una a proyectos por estar mejor. La fuerza ha sido tal que no salimos de ella, pero si nos cobra su factura de dolor muerte y sobre todo indesarrollo en los albores del siglo 21.
Bueno pues, haciendo prevención con lo mismo, pero con mejor calidad de cómo lo hacemos hoy día. Esta transformación esta ligada a valores, de esto se hablo mucho como un argumento que nos acorrala como necios que nos hemos saltado las trancas pensado que lo podíamos hacer de otro forma, de la forma técnica, del imperio de la obligación, cómo que funcionáramos de esa forma. Para ello es necesario creer, tener fe, confiar de nuevo que hay gente buena y que si nos fallan o fallamos, igualmente habrá gente nueva que nos sustituirá y tomará el hálito insuflado por la esperanza y por el merecimiento natural a estar mejor, a ser entes en perpetuo perfeccionamiento, gente que lo intentará otra vez para estar de nuevo en los caminos del desarrollo, de la paz y de la oportunidad de que le demos a las generaciones pequeñitas la oportunidad de crecer y aprender en la vida cotidiana que somos de otra forma, aunque a veces lo dudemos. El resto, muchos de nosotros necesitaremos someternos a proceso de rehabilitación que nos ayuden realmente a transformar nuestras mentes y corazones y ya limpios poder reingresar a la sociedad y hacer lo que tenemos que hacer, pero sobre todo con una garantía que definitivamente lo vamos ha hacer mejor, lo vamos hacer bien, porque nos merecemos eso y mucho más.

viernes, enero 16, 2009

Guatemala un país desmembrado pero con esperanza

(Parte II)
Si, con esperanza porque seguimos acá aunque pareciera que somos gente indolente, reactivo y prontamente apaciguado luego de nuestras explosiones, sino veamos como luego de linchiamientos, de cualquier tipo, aparece la laguna del “yo no sé, saber como fue que pasó, etc.” Lo mismo sucede con nuestra postura ante fenómenos como la crisis del capitalismo neoliberal y seguimos actuando mayoritariamente a la espera de la respuesta externa, esa respuesta que nos ahora la energía de pensar, actuar y desarrollar nuestra propuesta desde la nacionalidad guatemalteca. Esa esperanza sale en este foro atribuyendo nuestra obligación de actuar creativamente como ya lo han hecho otros países latinoamericanos que en momentos similares han logrado crear e implementar situaciones que los han hecho un poco o más diferentes a nuestra Guatemala, ellos ahora están en mejores condiciones que nosotros a todo nivel. Eso de trabajar en ideas, proyectos y programas en donde se involucre la colectividad nacional dejando por un lado los intereses mezquinos y mesiánicos de los de siempre, esto aun no se nos da, mejor aun no lo hacemos aun.
Nosotros con nuestro enredijo nacional arrastrado, empujado y acrecentado por los grupos todo poderosos que cadenciosamente consolidan su tajada mundial. Nos deja con menos posibilidad de construir otra identidad, edificada desde dentro, desde nuestra propia apetencia colectiva. Nos roban, dejamos impávidamente que lo hagan, no lo percibimos como eso; hemos naturalizado y normalizado el agravio, el crimen en contra de cada uno desde esa misma colectividad.
Nos roban la posibilidad de crear y practicar la capacidad crítica, nos hacen ignorantes, nos llevan y nos traen conducidos por lacayos que han aprendido muy bien como hacerlo y ahora son buenos guatemaltecos que velan porque no dejemos de se anodinos en la colectividad y en la individualidad. Nos roban con todo ello la capacidad de sentirnos y hacernos ciudadanos de este país.
El diálogo estuvo más rico en el comentario de los ponentes y de los yos que nos hicimos presentes, que en la exposición escolar derrochada por un ponente y un respetable participante. Es en esta expresión libre en donde a pesar de los datos tristes y las experiencia fallidas y pesadumbrosas se manifiesta la esperanza y la exaltación a nuestra posibilidad de mostrarnos capaces en reconvertir lo que nos separa y fragmenta, lo que nos minimiza y destruye. Se trata con todo ello el sacar y utilizar la capacidad creativa y creadora para salir del perenne dependientismo al que nos hemos acostumbrado y que nos hace sosos y obesos sociales por la inactividad en la que hasta ahora vivimos.

Guatemala un país desmembrado pero con esperanza

(Parte I)
Asistir a la presentación favorecida por Diálogo Intergeneracional en el sombrío salón de del Paraninfo Universitario además de la curiosidad por saber lo que dicen nuestros intelectuales me retrajo en el tiempo. Si cuando en los momentos de la crisis del terremoto del 76, en donde este sitio nos dio cobijo por muchos meses (casi un año) a mi familia y a muchas otras en donde sin quererlo entramos en contacto con esa estructura vedada hasta ese momento. Recorrió mi recuerdo infantil veladas artísticas en donde por cuello el guardián de ese entonces nos colaba hasta los palcos oscuros y veíamos desde ahí parodias y arte diverso de los estudiantes universitarios de aquel entonces. Recodé entonces las réplicas del 5 de febrero, al medio día creo, en donde maravillado, más que asustado, observé desde la banqueta del paraninfo como las altas paredes de la Casa Central ondulaban de abajo hacia arriba al igual que lo hacía toda la segunda avenida hasta donde mis ojos alcanzaban ver. Recordé como luego cambié el ático del salón mayor por el parqueo, era más fuerte el deseo de sentirse con unos quetzales en la bolsa luego de “cuidar” los carros de los asistentes a alguna actividad de aquel tiempo. Recordé también los lugares prohibidos por el temor embadurnado por los adultos que contaban como el anfiteatro era más una carnicería de cuerpos humanos que cedían sus pedazos en beneficio de la ciencia y del aprendizaje en los futuros médicos. Recorrer los recuerdos de espantos y aparecidos merodeando con sus luces de ultratumba traslucidos en los enormes ventanales. Recordar como por fuerza mayor se usaban los servicios sanitarios y como más corriendo que andando se escapaba de la posibilidad de encontrarse con cualquiera de esas abundantes almas que se habían apropiado de las estructuras de la Escuela de Medicina.
Grato recuerdo también lo constituye ese cumpleaños, seguro que hubo alguna celebración anterior, pero recuerdo esta; terremoto, réplicas, desplazamiento, champa, carpa con una gran cruz roja, un brazo gitano aportado por mi madre, por eso respeto mucho esta presentación de pastel y cuando puedo me como un trozo aun a sabiendas que nunca sabrá igual que aquel que estuvo lleno de amigos efímeros, pudientes decía yo; muchos regalos, usados todos ellos pero ya se podrán imaginar ese cumpleaños en medio de los jardines, una bola de patojos que sobrevivimos al siniestro y que la experiencia se tornó en jolgorio. Recuerdo como mi hermano, el más pequeño se quedó trabado en el tiempo con una cuchara prisionera en su boca y su mirada perdida, vacía. La culpa la habíamos tenido los otros hermanos por molestarlo mientras comía. Granos, pelagra, susto, todo nos llegó luego de aquel movido amanecer. La visita de la maestra que buscaba a sus alumnos sobrevivientes en todos los asentamientos de la zona uno y de la zona tres. Ver su rostro pegada a los barrotes de la baranda de la calle nunca se me olvidará, ha seño Aida.
Esto y mucho más me generó la tenue luz, las sombras, la humedad y el frío de ese lugar y quizá cerro esa etapa el recordar como mi amigo el guardián me invitaba a conocer las nuevas colonias empujadas y apresuradas por el terremoto y para llegar a ellas caminábamos hasta sobrepasar el puente Veles Prado y tomarnos una taza de caldo con alguna familia anónima para mí. Ahora el descuido me roba la exactitud de su nombre, pero no se lo llevó el terremoto, no, se lo tragó el mar en una visita al puerto, salud amigo. Ahora ya puedo expresarles lo que pasó en esta actividad…

jueves, enero 15, 2009

Globalizar la guerra para recrear el orden mundial

O mejor expresado consolidarse donde ya se está y ganar más terreno de los otros más débiles, debilitados por esos mismos.

Quién exacerbará el coqueteo mortal para con ello encontrar la excusa casi perfecta, no hay excusa perfecta, para iniciar esa guerra global; quién dará la justificación, quien hará la ofrenda mortuoria, quién aportará al chivo.
En todo el globo hay exageraciones de violencia que en otro momento hubiese sido razón suficiente para desatar la furia “justificada ya” de los dueños del orbe. Vemos como con focalizadas guerras se pretende evitar esa tan temida confrontación y con ella el estatus consumista, de glamour y fantasía en la que vive la mayoría de sus ciudadanos en comparación de la precariedad y sobrevivencia de la otra gran mayoría de habitantes de esta tierra. Claro como no pues, cómo podemos destruir la mano de obra barata, como podemos destruir la infraestructura social y física, si restituirlo sería una “inversión” que es muy cara ahora. Pero si era significativa cuando se aplicó a Japón y a toda Europa al final de la Segunda Guerra Mundial. Acaso en su momento no se desarrolló un arma capaz de terminar con las personas sin tocar la infraestructura, al final de la dantesca historia ya hay precedentes que lo dicen, sino revise el repoblamiento de las Antillas.
Pero ahora vemos como con focalizadas guerras (sostenidas y de desgaste) se pretende evitar esa tan temida confrontación, vemos como se colocan grandes barreras de todo tipo para que el conflicto no desborde y se convierta en regional y luego en global. Que humanitarios son estos hacedores de guerra postmodernos, que evolucionados, que controlados, que inteligentes, ¡queeee buena gente son! . Cada uno defendiendo su pedazo y tratando a toda costa de no hundir el codo en el ijar sensible de su muy querido socio desarrollado, tratando a toda costa de “no tocar a dios con las manos sucias” como expresaba mi abuela-madre.