martes, diciembre 30, 2008

¡Integridad! Sí ¡Integridad!

¿Te has preguntado que tanto lo eres? Pero resulta que se es o no se es íntegro. La RAE lo define como: 1. Adj. Que no carece de ninguna de sus partes. 2. Adj. Dicho de una persona: Recta, proba, intachable. Con esto dicho no quedan medias tintas, por lo menos en la parte purista del concepto. Pero la expresión da para pensar en cuanto a la intensión jurada de éticos y moralistas que pueden ver en ella la comprensión ideal de cada miembro en una sociedad y con seria inclinación hacia el bien común, la solidaridad, la lealtad y el alto concepto humano en las relaciones entre los y las humanas.
Resulta que el concepto alcanza su positividad en la mayoría sumisa de un conglomerado social desde la aplicación normativa que castiga a todo aquel que no entra en esta prescripción moral y más aun en la condena eterna para aquellos fundamentalistas religiosos. Pero la duda que nace al ver que otros entes sociales tienen sus propias interpretaciones morales de este concepto, desde luego retorcido y antojadizo, dispuesto a las necesidades de mi bien personal, en donde el otro, ese vecino humano, no es más que un escaño, un instrumento de mis propias apetencias individualistas que descartan todo aquello que no es “útil” y utilizan con total gozo del poder al general procesos de indefensión, corrupción y pecado a los que más tarde que temprano harán sus discípulos quienes en forma seria aplicarán lo aprendido en sus círculos más reducidos y familiares en forma convencida.
Vemos nuestra sociedad y con gran facilidad podemos reconocer miles de ejemplos cotidianos de lo que no es integridad y como sus practicantes encuentran en la violencia y el poder las armas para perpetuarse en esa otra forma de hacer vida aunque eso cueste la vida y la integridad de los otros que aprendieron y necesitan vivir dentro de la práctica integral de valores y no de esos valores recurrentes para todo aquel criminal, mafioso e inescrupuloso que controla nuestra vida social sin miramiento con saña arropada por el derecho robado que les ha investido su mezquindad y enferma actitud de poder.
¿Soy o no lo soy?

Belice otra historia de migrantes


Hace unos días tuve el gusto de platicar extensamente con una artista y profesional guatemalteca que por desconocidas razones paró haciendo una opción de migratoria, si, parece nada extraña la acción dentro de los y las guatemaltecas, pero ella lo hizo hacia nuestro vecino caribeño, Belice. Hoy me cuenta que son una población que supera a los propios criollos beliceños y con creces a la multifacética migración india, coreana, china… que se han radicado en nuestro vecino país.
Dentro de las cosas que pudo compartir, que fueron variadas y enriquecedoras para mí, están las que en fechas recientes grupos mayas alcanzaron legalización de sus tierras como pueblo; eso ni pensarlo de este lado. Pero podemos instruirnos mucho más buscando las generales de Belice y bastará para saber que no son Nueva Zelandia, Australia o el Inglaterra, esta comparación por el origen de esta nación; pero no es cercana a la realidad de sus países vecinos. Estos elementos no buscan justificación alguna a ningún proceso legal que al final desde siempre nos ha excluido a todos y todas las guatemaltecas, y solamente nos llama al absurdo patriotismo como el pretendido en el 76 cuando la naturaleza nos pegó fuerte y el gobierno de ese entonces renunció a la masacre de miles de guatemaltecos a la hora de responder el imperio a la osadía chapina de recuperar Belice por las armas, si hay alguna duda hay que buscar la historia de Argentina y su invasión a las Malvinas. Al final nuestra historia está llena de despojos desde adentro y desde afuera, igualmente las dudas se pueden disipar visitando nuestra hemeroteca nacional y buscar que le muestren los mapas políticos de Guatemala y como fuimos perdiendo miles de kilómetros de de tierra, el último conocido al norte de Petén que fue a parar a manos de nuestro vecino del norte, la explicación estúpida y simplista que me doy es aquella de que el grande que jode al menos grande y poderoso y así son toca bailar con la más fea en este festín de potencias.
Pero lo triste de esta historia es que si hoy preguntáramos a las personas de esas tierras, otrora guatemaltecas, la opción de tomar la nacionalidad guatemalteca y traerse con esa opción las tierras y riquezas en ellas contenidas, me temo que la respuesta no nos sería favorable.
Pero ahora veamos como en silencio, con sudor, sufrimiento y sobre todo con miles de vidas aportadas en esta acción natural pero hoy legalizada, hemos ido colonizando las tierras del “tio sam” y otras regiones remotas en que los y las guatemaltecas en silencio se han ido ubicando para sobrevivir y mejor para encontrar las condiciones que les permitan ser mejores personas en el total sentido de la palabra y que en Guatelinda no han encontrado ni mucho menos se han visto con la intención que eso pase. Uno de esos lugares, no remoto, si, ahí a la mano y hasta más cerca que Santa Elena, San Benito o Sayaxché que en forma silenciosa ha ido permitiendo la presencia de guatemaltecos y hoy empiezan a sufrir nuevamente la discriminación de los criollos beliceños que los ven como los enemigos que les buscan quitar lo que hoy les da identidad como nación centroamericana, su territorio. Somos incapaces de negociar a tal punto que podamos compartir los beneficios de la tierra y sobre todo de la salida al mar, porque como podrán visualizar entre los derechos marítimos de Belice y los de Honduras nos quedaríamos sin una salida libre y soberana a esa parte marina del globo terrestre. Hoy en tiempos en los que en todos lados se repite que no pintamos nada como un solo país, que debemos integrarnos como región para poder competir para poder ser una región a ser tomada en cuenta hacemos lo contrario. Este año que viene es definitorio en este litigio internacional y seguro nos meterán en una consulta popular que fácilmente se podrá ver influenciada por corriente patrioteras que de seguro nos enfrentará y nos disuadirá de preocuparnos de tantas cosas importantes por las que esos otros guatemaltecos históricos no quisieran regresar, ni ellos, ni los territorios ni las riquezas contenidas en ellos; ya que si uno se marcha es para mejorar no para empeorar.

Educar en el no olvido


Informar, difundir, explicar, profundizar en lo que hemos sido capaces de hacer a través de la historia y que encuentra explicación científica para nosotros que no somos dados a la investigación o simplemente no contamos con los recursos ni con la intensión de generar información y sobre todo conocimiento para que el futuro no patee de menos apasionada como hasta hoy lo hace y lo sigue haciendo. A mediados del siglo pasado se desarrolló un experimento que más parecía que fuera sacado de la enciclopedia nazi, o por lo menos eso pensaría cualquier mortal que dudaría de la posibilidad que de este lado del mundo se hiciera este tipo de experiencias controladas. Ahora cuando se repite el experimento Milgram; no nos queda más que insistir en no olvidar, en educar para no olvidar porque podemos ver consternados de lo que somos capaces de volver ha hacer, seguro que los primeros voluntarios en este experimento simplemente no serían crueles porque ahora entendería y tendrían control de sus acciones y simplemente no cuadraría entre sus intensiones causar dolor a un semejante, claro sin dejar de lado al que realmente está enfermo y no podría nunca dejar de hacerlo y hasta mejorarlo estaría en sus intenciones.
Cómo ya sabemos que nuestra historia personal y social la vamos construyendo y en nuestros genes está la información orgánica que nos potencia a lo que podemos ser y hacer no nos queda más que educar en el no olvido, no en la memoria repetitiva y absurda que aplica nuestra sistema hasta ahora, recordar con sentido, recordar con criterio, recordar para que no volvamos tras nuestros pasos ya herrados y nos encaminemos por senderos que nos eleven de los estados larvarios en los que nos siguen manteniendo y en los que muchas veces nos posamos cómodamente.
Pero me llena de esperanza saber que un porcentaje importante, 30%, de los voluntarios en el experimento, no seguían adelante con la tortura. Quizá ese sea el porcentaje que en la historia cuenta para no aniquilarnos, los que hacen la diferencia; los que dicen basta, los que arropan a los más desvalidos y violentados aun en las peores pestes sociales de aniquilamiento humano.
¡Qué tan cerca estamos de esa vivencia del día a día en Guatemala, qué pronto hemos olvidado y que pronto hemos retomado las prácticas violentas de nuestro pasado reciente! Quizá en realidad nunca lo dejamos de hacer y no hemos tenido el tiempo de educar en el no olvido, hoy son nuestro niños, nuestro adolescentes y jóvenes los que a ciegas copian patrones violentos de los adultos y los reproducen en versiones que me atrevo a describir como mejoradas.

lunes, noviembre 17, 2008

Está de moda la violencia en Guatemala…

Y en otras naciones del mundo, pero comparto mi visión desde acá, desde “El País de la Eterna Primavera”. Por todos lados aparecen expresiones de distinta clase en contra de la violencia. Títulos exhortativos, impulsivos, apasionados y hasta “violentos” que buscan motivar e impeler ganas, energía y convicción para detener la violencia desmedida y bestializante en la que vivimos ya cotidianamente en nuestro país. Esta experiencia solamente se puede comparar con otros momentos climáticos de la humanidad y de nuestra historia particular; pero que ahora, abarca como reguero de pólvora encendido por pasiones consumistas, pero sobre todo de poder para “poder tener”, “para poder ser” a la usanza de las nuevas corrientes económicas e interpretaciones desarrollistas. Estos motores nos empujan a movernos, aquí sí, en forma sostenida por veredas que no hemos abandonado (voluntaria o no) desde ya hace muchos siglos. Nosotros no hemos conocido la No Violencia, la Cultura de Paz. No sabemos que es “eso”, no sabemos a que sabe. Es de forma segura una apreciación y sobre todo una vivencia no registrada en nuestra memoria con tamices ya ancestrales. Ni mis padres, ni yo, ni mis hijas e hijo conocemos otra historia, otro titular en Guatemala.
Los títulos expuestos piden a gritos respuestas cortas e inmediatas, buscarán acaso en la desesperación angustiosa de las una bomba al estilo Hiroshima o Nagasaki; de un nuevo holocausto al estilo nazi, un Lesoto, un Uganda, etc, etc, etc. Como si no viniéramos de una guerra interna que dejó miles de muertos y desaparecidos sin alcanzar lo que unos pretendían y otros evitaban. Ideas, ideas, ideas. Buscamos respuestas reactivas, mágicas, “express”, a la carta; y casi de inmediato expresamos que nadie hace nada, invalidamos al vecino, al amigo, al compañero; seguimos esperando las respuestas de fuera, las que vienen del mundo mágico de nuestra impotencia, de nuestra dependencia. Opciones totalmente alejadas de nuestro total compromiso con uno mismo y de ahí con los demás y con la solución. Con ello seguimos sin encontrar la reducción total o por lo menos de la disminución a los límites “naturales” “controlables” de lo que implica la vida en sociedad y de nuestra real exposición orgánica a la morbilidad, factores que no podremos controlar en el corto, mediano ni largo plazo, sin dejar de pensar al ser humano en otra esfera que no alcanzamos a definir aun y que solamente se negocian supuestos fideístas que en esta esfera lo único que generan es más violencia.
Se nos olvida frecuentemente la naturaleza holística del fenómeno desbordado que como riada no reconoce límites más que los de su propia naturaleza que por no acabar de entender estamos en esto. Pedimos respuestas, nos urgen respuestas, pero se nos olvida que si bien se requiere de respuestas inmediatas tenemos que construir esa otra forma de vivir, tenemos que desaprender lo que hasta ahora son patrones idiosincráticos de nuestra identidad como pueblo. Esos elementos que nos cohartan, que nos reprimen como verdaderos ciudadanos y que los otros que no los tienen los usan en nuestra contra, han aprendido a alejarnos de las cosechas de la vida en no violencia con el conocimiento y poder escondido en el espantapájaros del terror, de la violencia, del control y al final la sumisión. Nuestros lobos nuestras hienas…
Tenemos miedo de todo y con ello perdemos todo, hasta la vida. Nos convertimos en prisioneros de nuestros miedos; desarrollamos variadas patologías como el síndrome de Estocolmo, la co-dependencia o la Indefensión en nombre de la sobrevivencia, queriendo pasar desapercibidos en esta vida dejamos tirada por toda su huella, sin sazones, amarguras y frustraciones, sueños perdidos. Seguimos encadenados a la estaca sin intentar siquiera arrancarla y marcharnos hacia la ruta que nos haga disfrutar de otro estilo de vida menos azaroso que la de nosotros los sobrevivientes de Guatemala.

martes, octubre 14, 2008

Rehacer la nación guatemalteca

En estos día se ha agolpado a mí fuertemente la necesidad de repensar mi Guatemala, nuestra Guatemala, su Guatemala. De todo aquel que la sienta como su crisol humano, como aquella madre amorosa que cobija, educa y reprende. Como aquel lugar inigualable que se extraña cuando se está lejos, aquel lugar lleno de añoranzas de patojos, de escuela, de patojas y patojos; de los bochinches huelgueros, de la guerra, de la persecución, de los desaparecidos, perdidos en las memorias de sus represores decrépitos y desmemoriados obligados, ante el despertar de la conciencia de sus equivocadas decisiones, voluntariosas, impuestas o forzadas, pero al fin decisiones en contra de esos fantasmales “enemigos”.
Hoy seguimos cosechando de nuestra historia y hemos hecho de nuestro presente una repetición de nuestro pasado. Reprimidos, temerosos, de todas formas violentados, asesinados y desaparecidos momentáneamente para aparecer liquidados en esta lucha de incógnitas reconocidos. La muerte sigue teniendo su traspatio en nuestra gente, nos estamos acostumbrando a la indiferencia y a la “vida loca” de otros. Estamos haciendo nuestra la indefensión, estamos viviendo hasta donde nos dejen vivir, sin esperar o reclamar nada, porque “ya es bastante con que nos dejen vivir un día más”, gracias tatita.
Nuestros temores son nuestros hermanos, esos que nos roban, que nos matan, que nos roban la tranquilidad y siembran la duda, la desconfianza y la sobre vivencia; que doloroso es sentir a ese hermano que un momento le basta para que se olvide que soy… que eres su hermano y me cobre la vida y luego al retorno de su inconciencia solo le quede un nuevo fantasma en sus delirios. Nos convertimos en sus cómplices con el silencio, con la indiferencia o con el galón de gasolina, los fósforos y el griterío impulsivo e imparable.
Nos creemos dueños del derecho de tener lo mejor, de vivir lo mejor y en nombre de ese epitafio cultural vivimos selváticamente, pero con el peor componente, el envilecimiento humano que aparece cuando la ambición se desborda y no reconoce límites, no reconoce hermanos. Nos creemos con derecho a matar, a robar, a engañar, a… (,) de hacer todo por vivir el sueño de “desarrollo” que nos ha metido en la cabeza el mismo sistema que nos impide alcanzar el buen “DESARROLLO”, de BUENA nanera.

Todo mundo, señala, critica, pero no se compromete. Todo mundo se suma al anonimato y muchos a las estadísticas violentas de todo tipo de hecho criminal, todos esperamos que alguien inicie “algo” y nos resuelva, todos esperamos que alguien inicie algo y de repente nosotros nos sumamos, o simplemente lo veremos desde la “tele” para ver hasta donde llega, sino es que lo matan antes y nosotros corroboramos con ello nuestros miedos a no hacer nada y a seguir en el anonimia. Pero eso si esperando que “alguien” haga algo, siempre esperando de los demás sin animarnos a ser parte de la respuesta; “no, yo no quiero morir…” no nos damos cuenta que igualmente morimos en nosotros mismos y en los demás. Nos quedamos sin ánimo, sin palabras, sin lágrimas; nos vamos contagiando de “autismo guatemalteco”, de indiferencia, nos vamos quedando sin pasión y nos sumamos al rebaño de los corderos o bien logramos vivir la vida evitando a toda costa encontrarnos con los demás, apareciendo lo menos posible, guardando silencio, acallando el llanto de los niños, igual que durante la guerra para que no nos descubra el enemigo y nos aniquile de inmediato, ahora es otra guerra y seguimos viviendo en guerra.
Rehacer la nación guatemalteca requiere de sacrificios con sentido, compromiso y comprensión del mismo, actividad más allá del desahogo sensibilero, oportunidad para confiar en el otro y el otro comprometido con la parte de la historia que le toca construir. Esto, para aquellos pragmáticos, llevado a la práctica en las estructuras sociales a todo nivel, conducido desde un liderazgo que permita crecer al ciudadano que llevamos dentro, que lo deje de ver como su enemigo, que llegue a entender el significado de “ser” ciudadano; aquel líder que lo siga siendo aun después de sentir el poder. Aquel que sea estimulador de líderes, aquel que sea capaz de romper con lo tristemente establecido hasta el momento; aquel que decida entregar a cada ciudadano la soberanía de nuestra Guatemala.
Veámoslo desde esa gran oportunidad que tiene Guatemala y los guatemaltecos, de lo ricos que somos, desde nuestras paradojas, desde nuestras soberbias historias interminables, pero en gran abundancia individuales, de esas historias de los que se han marchado y retornan porque descubren la otra Guatemala, la de las posibilidades, la del orgullo chapín, la de la cultura, naturaleza e historia comprimida en tan pequeño territorio. Hace falta ver hacia otro lado, hacia el horizonte amplio y límpido que nos promete nuestra propia y posible historia, la que podemos construir si así lo decidimos.

jueves, junio 19, 2008

Mujer y violencia... contra ella

La violencia contra la mujer

Acciones positivas desarrolladas a lo largo del continente nos insufla esperanza de que las cosas pueden ser mejores y si no lo son, es porque depende de cada uno de nosotros y de nuestra entereza por desacostumbrarnos “a lo ya establecido” y la trágica comodidad que eso implica para todos, pero sobre todo para las compañeras mujeres.
En Guatemala el tema de la violencia en contra de la mujer es lamentablemente una condición histórica y encapsulada en los patrones de crianza y en la práctica y reprogramación desde los padres, los maestros, los políticos, el sistema cultural en general... pero tristemente por todas las situaciones que se quieran ilustrar; son las mujeres que educan en la casa ,en la escuela, en la iglesia y que utilizan esos patrones conductuales de relación con la mujer, como medio de sumisión y hasta de sobrevivencia sin dignidad, ante la imposibilidad de verse autónomas y dispuestas de los propios recursos para asumir el rol ciudadano que les corresponde con todo derecho. Pareciera que el programa funciona tan bien que ellas mismas lo perpetua, esto sin afán de evadir la responsabilidad que nos toca como hombres. Pero, las estructuras en las que son educadas las mujeres por otras mujeres que sin quererlo hacen el trabajo sucio que la cultura machista pide para seguir reproduciendo el mismo sistema de violencia, represión y sometimiento hacia las mujeres. Esta responsabilidad es mayoritaria pero pareciera que muchas madres y esposas nos ayudan muy bien a mantener ese estatus de represor, de dominador, de dueño… cómo cada uno se descubra en esta relación hombre-mujer o mujer-hombre, que perfectamente pueden encontrar respuestas y apuntalamientos en bases psicológicas, sociológicas, culturales y sobre todo económicas de donde “justificar” su conducta represora y hasta tiranizadora en punto de asesino u homicida.
Siempre lo he dicho; nuestros pueblos no salen adelante porque la mayoría de la población, constituye por lo menos el 51 % en forma natural y la naturaleza es sabia, se encuentra en situaciones paupérrimas que las colocan en la pantalla del ataque violento (pasivo o activo) son las primeras violentadas por la frustración humana, las frágiles presas de la represión, del control y del poder a todo nivel.
Es triste ver como se van desarrollando políticas en favor de los derechos de las mujeres, pero a la vez se les niega toda oportunidad seria y responsable, presupuesto para educación, para capacitación, para planificación familiar, para ejercer su sexualidad, etc.
Cada país en el continente tiene su propia dinámica de mujeres pero parece que en general compartimos el mismo imaginario social del rol de la mujer y como somos uno, y complementarios con derechos naturales y divinos iguales pero políticamente incorrectos.
Propuestas como las coyunturalmente desarrolladas en nuestros países son protagónicamente correctas, esto cuando las ya establecidas para complacer convenios internacionales, tratados o alcanzar los ODM; carecen de muchos elementos que las hacen casi totalmente disfuncionales. Oficinas en donde se pide ayuda y lo que se recibe es indiferencia, estigmatización, abuso y hasta violencia, en donde el centro de interés no es la individuo, en donde las leyes tiene fundamentos claramente excluyentes, segregatorios y machistas en donde ninguna oficina de la mujer se puede apoyar y no encontrará sustento para llevar adelante la restitución de derechos o prevención de violencia y muerte de las mujeres. La participación activa de cada una de las compañeras mujeres no debe considerarse ni por asomo una dádiva del opresor, por el contrario debemos ser humildes y reconocer que hemos sido los mayores privados del disfrute pleno de la vida ante la negación de mi otro yo constituido por todas y cada una de las mujeres. Ahora les hago otra pregunta. ¿Cómo se asume el rol educativo sin caer el otro extremo, el feminista, igualmente radical y fanático que el machista que en nada aportan al desarrollo de la humanidad? Me imagino que la violencia (en cualquiera de sus formas) como elemento represor de esta intensión esta vigente; haciendo repensar a las mujeres en participar y aun más en ejercer sus derechos como ciudadanas en igualdad de condiciones.

El tema en las poblaciones que acompaño es complejo en cuanto a cultura, ya que los varones y las estructuras políticas y económicas son recalcitrantemente fundamentalista y ven como normal las conductas en contra de las mujeres. No se invierte en las hijas porque se pierde la inversión, la comida representada en las sobras, las peores piezas mezclado con el tabú de la abnegación y el sacrificio materno, es al final para ellas. Las oportunidades iguales y el doble filo de la espada de la maternidad es hipócritamente usado por los varones usándolas como reproductoras, mejor aun si solo varones procrean, (negando ciega y medievalmente la naturaleza de la adjudicación del sexo en el germen humano). Otra pregunta después de estas líneas que me resulta es: ¿Cómo los programas exitosos han enfrentado el elemento cultural para poder hacer su trabajo, qué estrategias han puesto en uso para romper con esa limitación asumida tristemente como profecía condenatoria por la mayoría de las mujeres en nuestro medio?
Algunas amigas y otros amigos me inyectan positivismo cunado me invitan a ver lo positivo, que haya programas que están funcionando y que tienen grandes posibilidad de ser replicados, por lo menos la idea, y mejor aun en las estrategias para adaptarlas a las condiciones de Guatemala. Cuando comento y pregunto no lo hago por parecer fatalista pero si realista en mi contexto. Creo que en Guatemala hay grande mujeres que son el valuarte que muestra que si se puede, pero lamentablemente son muy pocas o no visualmente expuestas y debe haber muchas más para poder acrecentar el efecto cascada en la construcción de una sociedad más incluyente y respetuosa de los ciudadanos no importando su sexo o cultura, una sociedad que le dé lugar a cada individuo y no lo someta desde las estructuras democráticas o no en la que grupos mayoritarios o no ostentan el poder y la dominación de otros, tiranizándolos en nombre de un sistema ignorando su individualidad y con ello sus derechos particulares.
Opiniones, comentarios, discusiones son importantes para poder transferir estos procesos a espacios familiares, institucionales y comunitarios que enciendan el motor en otros hombres y en muchas mujeres para construir esa sociedad aun desconocida para nuestras generaciones latinoamericanas que definitivamente están íntimamente vinculadas al desarrollo humano de nuestros pueblos.

lunes, febrero 18, 2008

“Maras y Pandillas, Comunidad y Policía en Centroamérica”


Quiero comenzar mi comentario con respecto al ejercicio investigativo “Maras y Pandillas, Comunidad y Policía en Centroamérica” recurriendo a la primer anécdota de Fernando Gutiérrez Duque narrada en su libro “Veredas a Contraluz”:

En Normandía, en la penumbra de la madrugada del “Día D” (1954), un soldado alemán sintió de improviso la presión de una metralleta en su pecho. Sorpresivamente, el oficial americano apartó el arma y desapareció entre la maleza. Casualmente, meses después, se reconocieron en un campo de concentración de la Alemania vencida. El soldado alemán preguntó ¿Por qué no disparaste? Y recibió de respuesta… Estabas demasiado cerca”

Hace ya bastantes años que en la ciudad de Guatemala se inició el fenómeno de las pandillas juveniles, más o menos como hoy las conocemos, reconociendo que su evolución ha sido vertiginosa y la forma de tratarlas se estancó en la generalizada represión. Acaso con ello no seguimos tan alejados de entender el fenómeno,

de hacerlo realmente nuestro y acercarnos a sus raíces y desde ahí trabajar para que el desangramiento, la violencia y la muerte no continúe. Cuanto tiempo más vamos a seguir gastando en hacer lo fácil y renunciar a la complejidad de la respuesta necesaria. La adaptación como ente socialmente vivo hace pensar inmediatamente que todos estos años, todos hemos estado perdiendo una guerra en donde no hay ganadores pero si miles de víctimas acalladas, silenciadas en sus sueños, amputadas de la vida, arrebatadas por la oscuridad de la desatención, de la indiferencia, de la injusticia, de la impunidad y permisividad de un sistema que permite y favorece que pase, se transforme y con ello se adapte a los nuevos tiempos. Aglutinando a más creyentes alrededor de la premisa que el mal paga cuando el mensaje es constante y repetitivo al respecto, conoces las fracturas del sistema y tienes la plata para pagar, pronto estarás en la calle de nuevo, y los que no la tienen simplemente esperarán su turno de salir de la “escuela criminal” a la que los han llevado. Y son los jóvenes, los más jóvenes los que aprenden de las conductas adultas. Porque se aprende de lo que se ve no de lo que se discurre.

A cuántos de los presentes les puede parecer cercana la expresión: “A la juventud actual le gusta el lujo. Sus modales resultan inadmisibles. Deprecia a la autoridad, no respeta a las personas mayores, se queja de tener que trabajar. Contestan (mal) a sus padres, se ríen de la sociedad, engullen la comida, cruzan las piernas, tiranizan a sus padres” (Sócrates, 600 a.c.)

Si, la cimiente del fenómeno lo aportan los y las jóvenes en el área, pero igual sucede en Europa con los marroquíes y en Australia con los “libs” jóvenes excluidos, marginados, hijos de desplazados culturales, que han migrado tratando de dar un mejor futuro a sus hijos, lo mismo acá en donde la búsqueda de un mejor porvenir para las familias y su descendencia hacen que se den desplazamientos migratorios violentos que exponen al desarraigo total a la progenie.

Apenas si habíamos salido de una historia reciente de violencia de guerra, cuando ante el vacío de liderazgo, el poder real es tomado y mantenido por individuos y organizaciones oscuras que aun hoy día se sabe que existe, todo mundo habla de ello, pero nadie le pone nombre y apellido. Se platica del tema en reuniones con amigos, parientes o compinches motivando el morbo y la desinformación como medio de saberse poderoso y sobre todo bien relacionado, pero plenamente identificado con la pesadilla del no se puede hacer nada y de seguro que si lo mataron fue porque andaba metido de narco ó marero, acaso no es la misma reflexión utilizada durante el conflicto armado en nuestro país en donde si alguien caía asesinado inmediatamente se expresaba “Seguro con la guerrilla andaba ó bien... seguro que oreja era”.

Todos hemos guardado silencio, convirtiéndonos con ello en cómplices al igual que lo somos al no comprometernos como ciudadanos a la entrega de respuestas con compromiso personal. Hoy se comparte esta investigación que recopila lo que todos sabemos y compartimos en el trabajo de prevención, hoy lo dice un documento científico que se fue construyendo con el aporte de cientos de personas y que perfectamente puede tener una reflexión histórica reciente que nos apoye en la comprensión del fenómeno y de la discusión ver nacer mejores metodologías de abordaje, mejores estrategias de atención, mejores prácticas y sobre todo compromiso de estudiosos, académicos y técnicos que hacen posible la propuesta y sobre todo el trabajo que ya se hace en toda el área y que lamentablemente muchas de las veces queda in visibilizado, disminuido o terriblemente desprestigiado por otros que igualmente no proponen y mucho menos trabajan, quedando con ello la clara duda respecto a su interés en favor de la continuidad de la tragedia social en la que vivimos. Todos tenemos miedo, y somos amantes de la vida y la vivimos en la medida que la dignidad nos lo permita o en el peor de los casos nos convertimos en cómplices de la indiferencia, del individualismo salvaje que recurre a técnicas darvinianas para sobrevivir cada cual y su prole; … los demás que vean como salen, al fin y al cabo quien los obligó a meterse en una pandilla. Olvidando que este fenómeno es intrincadamente multifactorial y en donde solamente la suma de: desaprobación, falta de oportunidades, excusión; reflejada en las instituciones sociales debilitadas y desprestigiadas, dan como resultado esta situación. Ahora vemos con ojos de lástima, menosprecio, odio, terror a todos esos jóvenes; los vemos así y no como esa parte nuestra que no ha podido enfrentar la vida con mejores oportunidades y que sin saberlo nos hundimos con ellos, morimos con ellos, dejamos de pensar con ellos y nos hacemos uno con el terror, con el llanto, con la violencia y con la muerte a la que en los últimos tiempos nos hemos acostumbrado, no hemos tenido tiempo para aprender a vivir de otra forma, salimos de una guerra y entramos a otra en la que los actores seguimos siendo los mismos.

La juventud en riesgo o alto riesgo de integrarse a procesos de pandillas no tiene tiempo, hoy su concepción vital se remite a ciclos que apenas sí superan los veinte años, superada esta etapa son veteranos encarcelados, mendigos, adictos, cínicos sociales, carentes de letras y de artes con las cuales ganarse la vida. Jóvenes que han roto con muchas relaciones en la sociedad y que muchas veces les queda la desgastada familia o la ya desconfiada comunidad como último reducto de re inserción social.

Es a partir de productos como el que hoy recibimos que nos podemos detener un momento a reflexionar y sobre todo a releer nuestra realidad para actuar como verdaderos miembros de una sociedad que con nosotros ha sido mejor y que a través de ese compromiso ser agentes de cambio que aporten a la reducción, mitigación y reinserción de la población infanto juvenil que esta quedando fuera o arrinconada en la puerta de la desesperanza e aquí el compromiso para el resto de nuestras vidas.

Compromiso que algunas personas han tomado en Centroamérica y llevando adelante programas de prevención, acompañamiento, mitigación y reinserción a riesgo de la estigmatización heredada de la población acompañada, donde somos vistos con los mismos ojos de la exclusión, a riesgo de caer muertos bajo la violencia y ser tildados por pandilleros o protectores de pandilleros, narcos o simplemente desgastados y trans nochados defensores de los Derechos Humanos y con ellos de los Derechos Civiles. Buscar prevenir es nuestro gran pecado, buscar hacer lo que la sociedad en su conjunto y el Estado a través de sus organizaciones hace a ratos o parcialmente por cumplir con las presiones nacionales o internacionales, un préstamo; pero en donde claramente se ve que no existe Política de Juventud dispuesta de recursos coherentes con la necesidad de prevenir, alejándose de intervenciones estructurales que favorezcan la reducción del fenómeno con propuestas sostenidas de desarrollo integral de nuestros países. Existen en la región propuestas comprobadas y funcionales que dejaré de enunciar por no desvalorizar a ninguna y promover entre los interesados su búsqueda como una posibilidad real de llevar adelante programas regionales, en el mejor de los casos, o nacionales, respetando el necesario tratamiento particularizado a un fenómeno que tiene sus propios matices de una comunidad a otra y de un país a otro.

viernes, enero 25, 2008

Termina un Ciclo en Mi Vida


Hace diez años inicié una labor, que no quería ya realizar, un poco disgustado por la forma en que se llevan las cosas en las organizaciones y en donde las aspiraciones de unos es definitivamente el ostentar poder, sentirse poderosos a través de crear avalanchas que arrastran a todo aquello que a su paso estorba o simplemente no entienden y no encuentran en ellos la posibilidad de hacer más grande y de mejor manera la misión institucional, basta releer a Darwin en su Teoría de las Especies como para comprender como trasladamos y le damos una estructura social a los comportamientos animales que garantizan la preservación y preeminencia genética de una especie de las formas más diversas. Todo sea por perpetuarme en la historia, claro ahora desde una estratagema conciente o inconciente actuada en un entorno social, dicho suavecito, anteponerse a unos legalmente desde la estructura social, que irónico, el razonamiento nos da la herramienta para garantizar nuestra animalidad.

El aporte que cada uno entrega en esta relación social y visto de un lado o del otro es producto de los sueños de cada uno que participa y cree en ellos, en el liderazgo esta la función de hacerlo sonar como una sinfonía totalmente armónica o bien inventarse segmentos que suenan solos y sin una hilatura coherente, que al final aturde al interprete y le impide darse cuenta que no hay más sinfonía.

Bajo esas condiciones idealistas y transparentes salí de una institución que al igual que otras legalmente formales que le antecedieron y que no distaban del profundo sentido del ser para servir y no para servirse; o bien para convertirse en trampas burocráticas, mentiras ideológicas o estupendas muestras de sostenibilidad, por supuesto alejadas del sentido profundo que motivó su fundación y que hoy harán un buen trabajo, pero hasta ahí. Soy idealista y estúpido soñador que sigue pensando que las cosas se resuelven solas, en donde cada uno puso lo que tenía que poner y ahí se da la magia, el encanto y sobre todo la fe en lo que se hace. Todo esto no está de moda, está de moda la eficiencia, la exactitud, la prontitud y sobre todo el éxito en la competencia desleal de unos sobre otros, transferida a las estructuras institucionales.

Bajo esos sentimientos llegué a Grupo Ceiba, una organización pequeñita, frágil y endeble en su pronunciación vital, llegué con la idea de quedarme seis meses y esos pocos meses se convirtieron en diez años. Década rica en trabajo, en retos y ahora ya también en frutos externos, ya que los internos en cada espacio y a cada momento afloran en el devenir cotidiano. Una organización que buscaba ser aniquilada por su propio padre, ya que como buena hija vio que tenía que seguir creciendo y ser ella, que debía ser autónoma y respetar a quien le dio la vida y ser ahora ella por sí misma y para los que fue creada, porque en ellos está su sentido de ser.

Siempre insistí que Ceiba es grande, como el árbol que le da su nombre, gracias a los sesos, al corazón y sobre todo a las vísceras de todas y todos los que de una u otra forma hemos dejado el sueño y el cansancio en ella.

Hoy el trabajo de prevención, acompañamiento, mitigación y reinserción en Guatemala y por lo menos en los países vecinos es muy necesario y pertinente desarrollarlo, esto ante una realidad que nos agolpa y que usando un sistema económico que hasta el momento no ha funcionado, ha hecho aumentar la pobreza, la exclusión y la marginación de más y más población infanto juvenil. La brecha que generó una guerra de más de tres décadas hoy es más profunda y amplia y solo la triste actitud resilente del ciudadano adulto, cansado y agotado por la guerra no encuentra otra forma de hacerse sentir en la oposición hacia el fenómeno, una población joven, y me refiero a los que están dentro del sistema, enajenados consumistas que viven en su propia e individual realidad virtual creada por la publicidad, la competencia y el tener; en ningún lugar aparece el ser. Los otros jóvenes, la mayoría, analfabetas en todo sentido de la palabra, en donde a pesar de ello saben desde dentro que las cosas no deben ser así(inteligencia pura) y volitivamente son impulsados a la vida corta, intensa y veloz. Mueren sin conocer, sin entender académicamente que los llevó a ese estilo de vida impuesto por un sistema, arrancándole a la vida lo que les pertenece pero que ya tiene dueño.

Hoy estoy en el final de ese camino, hoy inicio uno nuevo, seguramente sobre veredas viejas con la certidumbre plena que queda mucho por hacer y que para hacerlo hay que hacerlo motivado y lleno de sentido; consciente que lo que se hace vale la pena. Hoy doy gracias por que la vida me ha dado tumbos y me ha llevado mares oscuros y tormentosos con remansos iluminados en los que se permite soñar para volver a actuar impelido por la fe y la satisfacción que se hace, se actúa para vivir con uno mismo y en esa relación en plena comunión con él otro en total relación altera. Hoy el misterio me saca de un crisol, me lleva en sus manos, me golpea con su voz y aun no encuentra la forma que ha de darme, hoy acepto volver al crisol creador en donde al fin encontraré la forma aun desconocida que hay para mi. Gracias por lo que fue, por lo que es y SI a lo que ha de venir.