martes, marzo 31, 2009

Extorsión transferida o quién paga lo que no se comió


1, 2, 3, 5 y súbita desaparición. Así es la repentina pero ya tradicional acción de cobro del pasaje urbano en el transporte urbano guatemalteco.
Igual de repentina es la escasez de unidades a partir de las 16:00 horas para hacer su abrupta reaparición, entre frenazos, gritos y correteos una hora después al doble del precio de hace un momento urbano. Igual sucede en las horas de la madrugada y todo el horario “normal” se transcurre en carencia de servicio, maltrato, porque insistir en particularizar este punto si lo podemos generalizar para no repetir que ocurre todo el tiempo, quizás con algunas rarísimas excepciones.
Este mercado de precios abruptos, violentos e intensos en los periodos que se dan y que deja día a día: enojo, fastidio, frustración, impotencia y sensación de profunda impunidad y abandono de los ciudadanos, en donde las autoridades se siguen haciendo de la vista gorda, dejando con su actitud indiferente el mensaje claro que si bien el usuario es que paga, no es quien les importa, No es quien tiene la razón; vaya paradoja para los capitalistas. Al fin la “cuota” diaria que reciben el empresario del señor piloto es galguería si está garantizado que pronto y en forma constante se enjugará las manos con el subsidio, subsidio que vale la pena recalcar es dinero de todos y de todas. Con él ya pagamos mucho más el la cuota del pasaje y la mayoría no estamos concientes de ello, no entendemos de donde sale ese dinero y en tal inconsciencia nos termina inexplicablemente importando un pito.
Ahora sí, extorsión transferida; a todo nivel, y en esta deleznable acción hay muchos otros que no necesariamente son los criminales que ante la altísima posibilidad de salir impune intimidan, medran, violentan y asesinan para conseguir sus fines. Intermediarios igualmente criminales que se van quedando con filetes de este festín cavernícola. Subir de uno a cinco el costo del transporte en un cortísimo lapso de tiempo hace que cualquier bolsillo y condición emocional se vea alterada, sorprendida y enfadada.
La violencia, coacción, amenazas, gritos e insultos son acciones “normales” o casi normalizadas en estas horas cotidianas de crisis ciudadana de a camioneta. Para ello tengo una explicación que le da nombre a esos párrafos. De algún lado tiene que salir el dinero para el pago de la extorsión regularizada a los “empresarios” de buses en donde los intermediarios de este violento y trágico fenómeno que nos toca vivir en este entronque histórico de Guatemala también se quedan con tajada, sino es que muchas veces con todo el “botín”. “En río revuelto ganancia de pescadores” tan criminales como los mismos extorsionadores. De ahí, de esas intensas horas sale el “pago”, de ahí de los bolsillos de los y las trabajadoras, de los y las estudiantes... de aquellos que por una u otra razón no han podido escapar de la trampa, del toque de queda impuesto por la privación del goce de mis derechos de movilización ante la impotencia de sentir y vivir en con seguridad. Los recolectores actúan con tanta violencia que pocos se escapan aun a riesgo de se agredidos y hasta bajados de la unidad a empujones en algún lugar peor que la propia trampa y de los insultos no se salva nadie. Ahora acomódese y trate de relajarse contando el tiempo que le aproxima a su familia y su relativa seguridad.

viernes, marzo 13, 2009

Madoff y el “mea culpa”

Una de las grandes limitaciones que presenta cualquier persona en nuestro medio es aceptar que ha “ha metido la pata” que se ha equivocado y que lo que hace o hizo en algún momento de su vida es malo, dañino, perjudicial para él o los demás. Participamos de una cultura que entre sus haberes cuenta con la lastimería, el pretexto, la excusa, el disfraz, la victimización o la más compleja enajenación para alcanzar la hipócrita posición de esa necesidad insatisfecha de inocencia, aquí nadie el culpable, aquí depende de ser quien eres para conocer la excusa o pretexto que se expondrá para buscar exculpar o en el peor de los casos justificar el mal actuar.
Los políticos, como expresa Pinti en una de sus presentaciones, son perseguidos políticos y que sus adversarios le han tendido una y otra trampa y en ningún momento ladrones del erario nacional ni de las oportunidades que se les presentan, ahí no hay robo, ahí hay persecución. Y los más pelados se aferran a un constante “soy inocente” aunque los metan al “bote” por toda la vida, solamente fueron presas de las circunstancias, de la pobreza, de la marginación y de la persecución de las fuerzas de seguridad. Bueno en esto hay algo importante que entrecomillar, definitivamente si se criminaliza estas situaciones, pero no escribo de ello ahora, escribo del acto criminal, no de cómo llegó a darse. Terminan o no los tiempos de condena de muchos pero ya a esas alturas pocos han aceptado en algún lugar o con alguna persona de total confianza que son responsables de un acto criminal, pero mejor si solamente su confidente lo sabe. Otros publican a voces que han sido malos conversos pero no particularizan y asumen la redención de sus hechos con sus hechos.
La rehabilitación busca transformar la mente y el corazón del individuo sin llevarlo por los caminos de la enajenación, sino de la confrontación del hecho y con él de las causas que lo provocaron, reflexionar, caer en cuenta que se pudo evitar y que desde luego no volverá a verse involucrado en otro hecho criminal porque su conversión, su rehabilitación está en franco avance comprometiéndose con procesos que prevengan que eso siga sucediendo en la sociedad, ser desde ese momento factores de cambio desde su propia vida.
Muchos comentarios me llevan a intentar comprender que la necesidad de muchos por ver al otro reconociendo su pecado está lleno de morbo y venganza, de esa necesidad de ver machacado al otro, de verle destruido y humillado. ¿En dónde está nuestro corazón y nuestra mente entonces?
Pedimos que esas declaraciones se hagan públicas y cuando suceden se nos termina el encanto de la intriga, del ardor, de la rabia, de la furia. Esto pasó con las declaraciones de Madoff al expresar que se equivocó y que luego de iniciar la estafa millonaria desde gringolandia para todo el mundo al estilo Autocasa, asume que es responsable y que producto de sus actos posiblemente el sistema judicial gringo lo condene hasta por 150 años. Pero las cosa no se queda ahí; los lectores dudan de esa declaración y esperan no se que cosa y terminamos sin entender lo que no podemos por nuestra cultura funcional en la que todos somos inocentes aun teniendo sobre nuestra conciencia muchos actos que de repente no tendrían 150 años de cárcel, pero igual hay una responsabilidad que no se enfrenta y nos morimos sin aceptar que libre de las causas que nos llevan a actuar somos responsables de nuestros actos y como tales debemos asumirlos con total certeza que eso nos hará libres convirtiéndonos en hombres y mujeres nuevos. Solo es cuestión de aceptar que nos equivocamos para empezar a cambiar y con nosotros y nuestras actitudes también cambiará el mundo que habitamos. Al toro por los cuernos.