miércoles, julio 08, 2009

Zelaya y la metida de pata

Los guatemaltecos nuevamente nos dividimos, esta vez en torno a la expulsión del presidente hondureño, quien según sus palabras fue arrebatado de su mullida y presidencial camita y llevado por la fuerza para ser expatriado, al estilo o vieja usanza de la cia, contra políticos, gobernantes, narcos o criminales de su interés. Mientras tanto Honduras en el ojo del huracán robustecido y alimentado por los “puristas democráticos” de muchas partes de nuestro empequeñecido mundo. Los guatemaltecos contrariados por ese nuevo suceso no lejano en nuestro imaginario político histórico y de un reciente evento que rayó en lo mismo pero que encontró más aliados convenientes y seguramente más de una negociación alejada del pueblo. No sonó la chicharra en Guatemala, pero los incautos líderes hondureños no resistieron el canto de las sirenas, no supieron sobreponerse a la tentación y ahora están metidos en semejante lío y con la difícil situación de resolver con 0.k.; cosa que seguro ya no podrá ser así, lamentablemente ya hay ciudadanos abatidos por las municiones de la historia local, ciudadanos comunes, pero valiosos, que han ofrendado su vida por algo en lo que creían o por estar en el país equivocado en este momento del calendario gregoriano.
Los pueblos amigos que recientemente proclamaron con bombos y platillos el retorno de Cuba al ceno de las naciones latinoamericanas y del concierto mundial, con la expresa negación voluntaria del gobierno cubano de aceptar tal situación, al final las uvas están verdes y el estatus anterior les daba motivos de lucha política, ¡uf! que complicado resulta ser estadista y que complicado resulta para los hondureños salir de la pesadilla en la que se metieron, ahora se preguntarán si valía la pena semejante osadía en estos tiempos modernos. Lo risible del asunto es que los que alababan el retorno de Cuba y el inicio de la eliminación de restricciones financieras y comerciales que han sido instrumento de tortura o doblegación de la soberanía isleña, ahora, semanas después contradictoriamente esos pueblos, o por lo menos sus representantes, que alababan el fin de la marginación cubana ¡inmediatamente le aplican la misma fórmula estratégica de represión, control y dominio al pueblo hondureño! ¡Hipócritas! Encuentran en el nombre de las ideologías retorcidas y sectorizadas a su favor y comprensión, así como de extrañas interpretaciones de la extraña democracia; así como de la explicación antojadiza y jalada del estado de derecho propio de esas intenciones regionales, confirmamos con ello lo débiles que somos como estados. Responden como lo que son debajo de ese imaginario vellocino dorado de la democracia empaquetada, lobos rabiosos, hienas, perros de casa enloquecidos por la proximidad de la presa que en su nimiedad pretenden recrearse imperiales.
Pero bueno los hondureños están pagando los platos rotos, solo ellos no resistieron a la tentación infame y lanzaron con sus actos el grito que llevan trabado en la garganta muchos ciudadanos en la región y ven ahora como no son ellos los que metieron la pata, y ven como los hondureños tomaron decisiones para no encontrarse con la imposibilidad de enjuiciar a un fulano al que seguramente saldría fortalecido y hasta con premio de múltiples reelecciones tras la intervención de gobiernos que critican la intervención extranjera, la militarización y la guerra, pero la propiciada por ellos y la de ellos SI tiene sentido, esos que critican al imperio pero igual buscan adeptos que los reconozcan como ese imperio late que si es válido, porque es el de ellos y nosotros los pequeños en nuestra total aceptación de pequeñez buscamos “estratégicamente en donde sobrellevar la historia de la mejor manera posible, lo entiendo algo así como servir a dios y al diablo negándonos a la obligación de ser entes nacionales dignos con nuestras limitaciones condicionales, pero creativos y dispuestos a crear, a construir una nación distinta. Buena suerte hermanos hondureños, buena suerte los demás que ya hemos recibido el mensaje y tendremos que poner nuestras barbas a remojar.