miércoles, octubre 26, 2011

¿Cómo nos podrían entender?

La plática con un amigo europeo daba para muchas cosas y así fue, pero la expresión que me hizo escribir es la que comparto a continuación: “también entender el por qué le toco a Guatemala vivir esta violencia cuando en el mundo son muchísimos los países que viven maltratos, pobreza, injusticias sociales, corrupción, etc...” pero ahora trato de explicar lo que nos pasó en el tiempo que nos hace ser lo que hoy somos.
¿Por dónde empezamos la historia? Acaso por la explicación atávica que somos producto de una historia que se remonta a la época de la colonia, mejor un poco atrás, al momento de la conquista y cómo en aquel tiempos se reflejaba una serie de reinos distribuidos por toda Mesoamérica, todos buscando conquistar al vecino y algunos uniéndose al invasor para en alianza estratégica lograr su objetivo, al final estos, muchas veces terminaron pagando caro esa actitud siendo subyugados por sus “aliados” en cuanto terminaron de ser útiles. Al final podremos pensar que somos en parte producto de esa génesis circunstancial y nada favorable para el asiento de una cultura futura. No digamos de más de la calidad de personal de tropa de los conquistadores que en solo afán de fortuna se sumó a la depredación de estas tierras. Ahí puedo decir que empiezan los atisbos del guatemalteco actual.
¿Cuándo comenzamos a ser pueblo? Si, pueblo, los que aparecen en las pinturas e impresos de la firma del acta de independencia, aclaro, los que se ven solo por la ventana quemando cuetillos, porque seguramente los mandaron y respondían a la sumisión colonial, porque los de la foto solo algunos dejaron cimiente y llegan hasta nuestros días. Los demás retornaron a la “madre patria” porque no veían como digno o interesante quedarse por estos lares. Los que se quedaron se encargaron de poner las cosas como hasta la fecha llegan. “Gachupín con criollo, gavilán con pollo”
Así que como pueblo no nos constituimos al margen de lo que solo algunos dispusieron y así siguieron las cosas, solo con algunos sobresaltos que en nombre de cualquier cosa (añil, café), pero con claro beneficio personal y de su prole, garantizaron entrar a la historia, porque los demás son pueblo y nada más; y estas familias de “abolengo” son los que en su momento eran los nuevos ricos, las nuevas familias que a punta de sable, fusil o traición reorganizaron la inconforme situación social, el pueblo solamente puso los muertos y así sucesivamente.
Llega la intentona de mediados del siglo pasado y otro montón de ávidos de poder y riqueza se aprovecharon de la gesta revolucionaria, enviando al exilio a los que pudieron y a la muerte a otro montón de incautos apasionados de no sé qué cosa que se representaba en la “revolución” o en la “contra-revolución” según sea el gusto ideológico de quien lo vea.
Nuevos ricos y poderoso ejército; “chafa y cura comida segura” refrán popular que se mantuvo vigente por varias décadas y aunque su uso se haya debilitado tiene aún sentido entre la gente, entre el pueblo; y eso fue lo que hizo buscar tener a sus hijos en seminarios y en cuarteles, pero eso si al linaje colonial, reformista o revolucionario les tocaba ser obispo, coronel o comandante porque al pueblo le tocaba de cura de pueblo, de tropa o de guerrilleros heroicos, es decir carne de cañón. De nuevo esta parte de la historia que duró mucho tiempo funcionando con pocas variantes nos consolidó como pueblo contemporáneo lleno de ataduras, taras sociales, percepciones limitadas de ciudadanía, de derecho, de participación y de mirar disminuido por la distancia y para arriba al eterno grupúsculo colonial+reformista+revolucionario+contra-revolucionario+militar+eclesiástico+guerrillero que terminan siendo los mismos con más posibilidades de pasarla bien a costillas de esta realidad construida a su medida y no a la de “Juan pueblo”.
Con estas condiciones nos tomó la llegada de la democracia, bacía de poder, porque este se lo habían repartido y se consolidaba como la nueva estructura de violencia, represión. Control solo útil y posible para dar lugar al crimen organizado, a la corrupción sistemática, el tráfico de personas y la narco actividad que encontró a un pueblo desgastado, reprimido, aterrorizado con pocas ganas de hacerle la lucha al nuevo escenario, escenario matizado por toda una propuesta de globalización y con ella consumismo, enajenación, con bajos niveles de educación y de calidad en la misma, miseria, desesperanza, migración. ¿Cómo se ha respondido al asunto? criminalización de la pobreza, pandillas, violencia como medio de vida y con todo ello “normalización” de nuevos valores que hoy horrorizados vemos como mueven la búsqueda de satisfacción a costa de la perdida de la vida, de la salud o de la libertad, no importa bienvenida “la vida loca”.